«Mal-Tratada»: Salud mental y violencia de género en escena
Entrevista a Micaela Franchino, actriz y directora de la obra
Micaela Franchino es riotercerense pero hace muchos años está radicada en Mendiolaza, Córdoba donde tiene su espacio cultural «La Colombina«. Profesora de teatro, actriz y directora, Micaela se encuentra, de un tiempo a esta parte, dejándose atravesar por temáticas sensibles de poner en palabras y en escena. En su trabajo con niños, adolescentes y ahora también con adultos, Mica plantea con convicción que el teatro transforma, que dice aquello que cuesta, que pone el cuerpo a situaciones que de otra manera no podrían representarse y sobre todo que el teatro sana y que esta forma de expresión artística es su elección de vida. Esta entrevista, que surgió para hablar de esta obra que vió la luz por primera vez en el mes de Mayo, terminó siendo una nota por demás sensible que desnuda la pasión que MIcaela siente por el teatro y la gratitud de poder vivir cada día concretando esta pasión. Pasen, lean y conozcan a esta tremenda actriz y directora con la que tenemos el placer de coincidir…
Mal Tratada, una obra que aborda la salud mental y sus límites.
La obra aborda temáticas de salud mental y también de violencia de género, ¿cómo fue para vos abordar estos temas?
La obra comienza conscientemente abordando el tema de la locura y en empezar a preguntarnos cómo se fabrica una loca, ahí es como que empezamos a desgranar todo lo que trae eso, la locura, o ser loca y ahí entra la violencia de género, la violencia del sistema, de este sistema que oprime, digo este que es el que tenemos hace años ¿no? Un sistema que oprime a las mujeres, que las menosprecia, que las juzga por ser mujeres, que hasta hemos sentido padecer ser mujer, y ahí empieza Mal Tratada, que va acompañada de un relato testimonial, basado en el texto de La Mujercita vestida de gris, donde está la voz de Marina que relata su historia que transita a través de una sentencia, desde lo judicial a ella le dictaminan una medida de seguridad curativa tras haber cometido el asesinato de tres de sus cuatro hijos en un acto de delirio, entonces la sentencia es esa medida de seguridad curativa. Acá es cuando a mí me llega esta historia, lo que me pega mas allá de su acto cometido, es los 27 años que transita Marina internada en un manicomio, y eso es lo que a mí me queda resonando cuando en el encuentro con mi amiga Nati Monasterolo, que ella es también autora del libro La Mujercita vestida de gris, me comenta de su trabajo de tesis doctoral, me comenta sobre el caso de Marina y la verdad es que a mí me quedó dando vueltas 27 años de internación, que como dice Marina es prácticamente 27 años de prisión y esa no era la condena pero igual fue condenada. Y esto me lleva directo al punto en el que me emociono, a mi familia, a mi abuela paterna, porque ella estuvo internada en un manicomio y mi padre nació ahí. Y creo que siempre mi padre nos acercó a ella y la locura siempre estuvo en casa, la palabra “somos locos”, mi viejo siempre decía: los locos no van a Oliva, sino que vienen de allí, haciendo también referencia a su nacimiento, y también creo que, alivianando el dolor de su madre, en mi percepción. Ese es el punto de inflexión donde empieza a nacer Maltratada.
- ¿La elección del tema fue pura y exclusivamente tuya o te lo sugirieron?
Al texto me lo sugirieron, me contaron la historia de Marina y esa historia quedó resonando en mí por un tiempo, casi dos años y después de ese tiempo nos volvimos a encontrar con Nati y me dijo “Ya sale el libro “y dijimos “bueno esto tiene que ser una obra de teatro” y en el 2019 yo no veía un unipersonal, me parecía mucho, pesado porque es una historia dura la de Marina y creo también que para contar esto y hablar de la locura y de la salud mental, de la violencia de género, uno tiene que pararse, que correrse de la comodidad que quizás una estaba acostumbrada no? Entonces hablar del caso de Marina fue ponerme en la vereda de enfrente y empatizar con su historia y desde ahí empezar a contar. Entonces empezamos a buscar otras mujeres que quieran contar esta historia. En el equipo no somos solo mujeres, vale aclarar, también hay hombres que nos han acompañado, pero el nacimiento de la historia fue por unas mujeres y mujeres muy poderosas para mí. Entonces empezamos con Nati, ella me dice “mirá yo no sé escribir obras de teatro” … Nati es abogada, si bien escribe muy bonito, yo la admiro, pero me dijo que escribir teatro no. En su momento hablamos con Tere Andruetto ya que yo supe hacer una obra de ella, ha sido docente mía y hay como un acercamiento muy bonito con la Tere. Cuando la llamo me dice “mirá Mica yo estoy muy ocupada, pero te paso el contacto de alguien que seguramente va a querer” y me pasa el dato de Ana Yukelson, que también fue docente mía y yo a mis docentes les tengo mucho respeto y admiración, y cuando la llamo, tengo que admitir que estaba muy temerosa y ella inmediatamente me dijo que sí. Y ahí empezamos a tejer a a escribir esta historia que fue en conjunto, si bien la dramaturgia es de Nati y de Ana, están las voces de todas y cuando digo todas me incluyo, incluyo a las actrices, a la familia porque empezamos a indagar, a preguntar y se logró algo hermoso ¿no? Más allá del caso de Marina nos dimos cuenta de que todas estamos atravesadas un poco por su historia y eso es lo bello del texto y lo bello de la obra.
Si bien el texto iba a ser escrito de una manera más (como nosotros le llamamos) dramaturgia de actrices, no pudo ser tan asó porque nos atravesó la pandemia, donde nos tuvimos que encerrar y creo que vivir el encierro en carne propia fue también experimentar el encierro de Marina, fue experimentar el encierro de mi abuela, esto de no poder salir. Y bueno nació desde ese lugar con computadoras de por medio y el cuerpo lo empezamos a poner después prácticamente de un año de trabajo virtual porque estábamos también cuidándonos de este monstruo que vino a meternos miedo, pero nosotras no le tuvimos miedo, le tuvimos respeto.
- En tiempo de relaciones fugaces y de inmediatez absoluta, una obra que llama a la reflexión y a la mirada más introspectiva, qué recepción tiene por parte del público?
La obra la verdad en cuanto al público es desbordante, es hermoso cuando termina la función sentir el peso de lo brutal, sentir la caricia por lo contado y lo dicho, sentir el aplauso interminable que a veces uno no sabe si recibirlo o como recibirlo porque es gratitud; el público resuena, vibra con nosotras. Me pasó en la función pasada que como nosotros también estamos entre los espectadores me dejé llevar en un momento por esas sensaciones, esas emociones, respirar con el público es tremendo, llorar con el público es maravilloso y sentirse atravesado por lo que nosotras contamos y verle a esos rostros atravesados, preguntándose, inquietos, queriendo salir, soportando quedarse, es maravilloso, eso la verdad que está buenísimo que pase en el teatro, que invitemos a reflexionar, a pensar, a salir de la obra y no saber que hacer con todo eso que pasó, la verdad es que sabíamos que podía pasar todo esto e igualmente superó ampliamente nuestras expectativas.
- ¿Es la primera vez que abordás temas tan sensibles? ¿Qué te genera?
NO, uno viene trabajando, más allá de que no haya expuesto una obra a público, yo vengo trabajando con talleres con adolescentes a los que doy clases en las escuelas y hace mucho que vengo atravesada ya por temas sociales ¿no? Por temas humanos, por temas tabúes también y creo que, en estos pequeños espacios, como por ejemplo en La Colombina que trabajo con adolescentes y niñes y ahora también con adultes, uno fue como hablando eso de lo que quizás no se atrevía a decir y debo admitir que han sido también estos espacios los que me dan la fortaleza, que me dan la confianza para decir: “yo quiero hablar de esto, y bueno vamos”. Siempre están los prejuicios, está el qué dirán, pero creo que me he ido despojando de esos temores y ya por ejemplo en Máscaras que es una obra muy sensible, que habla de la familia, de los seres que componen la familia con sus formas, que somos todos distintos y distintas y bueno, me dejo llevar. Muchas veces cuando arranco un proyecto no la tengo clara. Sí tengo claro lo que quiero decir, pero no es que sepa para donde va a ir, yo aprendo. También en Hija de un viaje, que fue texto de María Teresa Andruetto yo me vi super atravesada por la historia de mi familia, voy recordando. Creo que cada obra que hice, igual cuando dirigí Alma, con los adolescentes que tenía que ver con las decisiones, con la familia si apoya o no lo que uno decide estudiar o ser, son temas que me hacen repensarme a mí, también como madre, como ser humana, como persona. Quizás esta: Mal Tratada, es un tema fuerte porque es salud mental y quizás se ha tocado en otras obras, pero la verdad es que desconozco, al menos acá en Córdoba. Y me da mucho placer y me da satisfacción crecer y mutar y cambiar fortalecerme y aprender de cada proyecto, de cada proceso, de cada elección de un tema y creo que estoy, y digo estamos, ya hace un par de años, en este proceso de poder decir de una manera amorosa, porque no es decir y atacar y enfrentarse sino decir lo que realmente uno piensa, lo que uno quiere para mejorar, para ser mejores personas y empatizar.
- ¿En qué rol te sentís más cómoda, el de actriz o directora?
En cuanto a que rol me siento mejor, en los dos me siento desnuda, esa es la palabra. Y con el correr del tiempo, con la madurez, con el crecimiento aprendí a estar desnuda delante del público, a no tener vergüenza de mi cuerpo en este desnudo y a no tener límites y a no tener prejuicio a la mirada del otro, de esa otra y contar realmente y que me vean con esto que soy. El teatro me ayuda a eso ¿no? A poder desnudarme que quizás en otros ámbitos me ha costado y siento como una adrenalina, uno no se desnuda ante cualquiera, hablando en términos de despojarse la ropa. Y me siento desnuda cuando empiezo los procesos, siento que desnudo mi alma, más allá del cuerpo y que soy eso, es ahí donde soy, vulnerable, transparente, donde están todas mis inseguridades a flor de piel, donde no quiero que me vean, pero me tengo que dejar ver, creo que en las dos por igual me pasa eso. Después la dirección la disfruto, me encanta potenciar a las actrices a los actores, a mis adolescentes, me encanta que crezcan, que puedan sentirse seguros o seguras, todo lo que uno no es a veces, me encanta eso, como decir “Sí, dale, vos podés” Me encanta alentarlas, la dirección es que me gusta que realmente saquen todo lo que tienen adentro y yo ver esa transformación es como, no sé, me eleva y lo disfruto. Y en la actuación me cuesta entregarme porque quizás tenga esta cosa de querer coordinar y mandar, pero he aprendido o voy aprendiendo de a poco a dejarme llevar, a dejar que me digan “Dale, entregate de una vez, déjate de joder” son disfrutes distintos. Creo que cuando uno se saca la cabeza y se entrega en ambas doy la vida, porque disfruto mucho de crear un personaje y disfruto guiando a mis actrices y a mis actores al disfrute también.
- Este domingo es la última función en Espacio Blick, ¿qué viene luego?
Sí, este domingo es la última función en Espacio Blick, nos dejaremos sorprender con lo que viene. Me gusta, me encantan las sorpresas. Descansaremos en Julio, no tanto. Fuimos invitadas a ir a Pueblo Ester que está en Santa Fe, así que haremos algunas funciones allá a fines de Julio. Han salido invitaciones para ir al sur de Argentina. También estamos invitados a mostrar la obra en el mes de noviembre en Río Tercero, en Tabla Dos. Van saliendo cosas que yo creo que este parate va a venir bien para organizarnos y reprogramar, nos vamos a dejar llevar, lo que venga será bienvenido y nos iremos sorprendiendo. La intención es programar, en algunas salas en la segunda etapa, en algún espacio, pero a eso lo vamos a definir en Julio. Vamos a seguir obviamente, esto nunca se termina, o mejor dicho no sabemos cuando se termina.
- Mal Tratada es una obra ideal para presentar en festivales o concursos, ¿tienen en mente algo así?
Sí para mí es una obra que puede ir bien en festivales y en concursos, es más nos hemos presentado a varias convocatorias ya. Es una obra universal y creo que también se puede y está pensada para llevar la puesta a una sala de teatro con todos los requerimientos técnicos que se necesitan para funcionar, como se puede también llevar a un espacio no convencional despojado de todo lo que nos contiene dentro de una sala teatral. Sí, es una obra que da para mucho por eso digo, es cuestión de frenar, hacer un balance y continuar.
Por supuesto que esperaremos que llegue la obra a la ciudad para ir a verla, lo que no podemos asegurar es no viajar antes a Córdoba a verla allí en el nuevo espacio en que se presente. La temática es por demás interesante pero por si quedaban dudas esta entrevista a su actriz y directora no hizo más que confirmar que ir a ver Mal-Tratada es una opción más que interesante que seguramente transformará nuestro ser. Por ahora, nosotros como ustedes, esperamos ansiosos poder ser parte de una función.
En escena en Mal- Tratada::
Valeria Beltramo
Cintia Morales
Micaela Franchino
Dirección: Micaela Franchino
El Árbol Cultura – “Amamos lo que hacemos, trazando puentes”