Un SER en ebullición
Un día de este enero 2021, bastaron unos pocos mensajes por whatsapp para acordar un horario y un lugar para llevar adelante la entrevista. En un clima agradable, totalmente distendido y café de por medio en El Pasillo, conocimos a una persona multifacética, en constante movimiento que sueña a sus 31 años de edad con que sus ideas puedan desarrollarse, poder disfrutar de sus proyectos. No se imagina fuera de la música. Durante el pasado año y aún continúa, es parte de las bandas Avistaje, Proyecto C.A.S.A. y de La ´98, ésta última formada por alumnos y profesores del colegio secundario Luis de Tejeda (IPET 98), con quienes compartió canciones en forma virtual durante la pandemia con Andrés Ciro Martínez (Ciro y Los Persas) y Los Caligaris, entre otros. Nos adentramos en el mundo de Gabriel Tagliaferro, el músico, el profe y el productor.
¿Cuándo nace en vos la faceta de músico?
No estuve ligado desde chico, sí como oyente, siempre se escuchó rock en mi casa, vengo de ese palo, eso me hizo entrar al mundo de la música. Mi primer acercamiento al Gabriel músico fue por mis amigos en el secundario. Cambié de colegio y tuve cerca la guitarra de un amigo, tomé contacto y me dije “acá está la mía”. Al otro día fui a buscar una guitarra y no la largué más. Era agarrar un riff y machacarlo hasta que saliera. Estoy aprendiendo constantemente.
¿Estudiaste o fue más de autodidacta?
Gran parte fue de autodidacta, siempre fui reacio a estudiar pero terminé estudiando. Viví en Córdoba, luego me volví a Río Tercero a estudiar música y la verdad no sé porqué estaba tan anegado a eso porque me abrió la cabeza en lo musical de manera increíble. También lo llevé para el lado de la educación ya que era un profesorado de música, entonces me sirvió para desempeñarme en la docencia y en mis proyectos musicales.
¿Recordás el primer proyecto musical?
Fue junto a mi amigo Martín Ingaramo, quien me había acercado a mi primera guitarra, y formamos con otros amigos de la secundaria una banda que se llamó Sin Remedios, ahí cantaba, después toqué el bajo, todo era medio raro (risas), nos estábamos encontrando. Luego se vino Avistaje, también con Martín, íbamos juntos para todos lados. Si bien ya no es más músico, continúa siendo un gran amigo. Con Franco Lovotti y Nico Alba armamos Avistaje y con esa banda hasta el día de hoy seguimos tocando. Con la pandemia estuvimos muy frenados, si bien hemos hecho algunas producciones audiovisuales y participado del No Durmai (edición virtual). La idea es ya volver, con los protocolos vigentes, ansiosos de ensayar.
¿Cuántos años tiene de vida Avistaje?
Se formó en el 2004, recuerdo que fue en la semana de la dulzura, nuestro primer toque que fue en Almafuerte. La banda fue mutando, por distintos caminos, los integrantes fueron cambiando, y soy el único que quedó de aquella primera formación. Después, por ejemplo, ingresó (2007) Bruno Requena y también está hasta la actualidad ya con varios años transcurridos.
¿El hilo conductor de la banda fue siempre el rock?
Siempre fue el rock. Por estos tiempos aspiramos a las canciones propias, cuando empezamos hacíamos covers si bien ya teníamos temas propios, los compusimos en la adolescencia e incluso los grabamos en Córdoba, en época del secundario.
¿Lo soñás a Avistaje como un medio de vida?
Siempre lo soñé, vivir de la música e irme de gira, andar por todos lados tocando, hoy en día creo que me fueron cambiando esos sueños, si bien mantengo el sueño de la música, con las bandas, ya no es solamente soñar con viajar y tocar. En la actualidad trabajó de la música como docente pero también lo hago desde el lugar de la producción, la grabación, la parte técnica, sigo ligado a eso.
Se abrió el abanico de acción del músico, en general estaba enfocado en su proyecto de banda o solista…
Antes era muy complicado hacer todo esto, hoy existe más acceso a todo. Con la pandemia no me quedó otra que aprender a grabar, ya venía haciéndolo, pero me propuse perfeccionarlo si quería seguir haciendo música. Estuve seis o siete meses sin poder ver a nadie, lo única forma que encontramos era grabarnos individualmente e intercambiábamos el material para hacer alguna producción. Eso también me llevo a meterme en la actualidad por ese camino, estamos con un proyecto de producciones audiovisuales en el ámbito de la música, quizás antes impensado para mí. Me parece que antes era más acotado el camino del músico, hoy podés ser tu productor, grabarte, filmarte, hay más facilidades en el acceso a las herramientas.
En pandemia vimos mucho de Proyecto C.A.S.A. ¿De qué se trata?
Proyecto C.A.S.A. surge en pandemia como un proyecto de banda virtual pero no queríamos quedarnos con solo eso. Entonces se nos ocurrió formar una base estable, somos tres (Agustín Bima y Mariano Fontanini) e invitar en cada canción a distintos artistas, no sólo a músicos sino también a bailarines, actores, entre otros. Siempre involucrar a uno o más artistas en las producciones audiovisuales, unir a músicos de distintas partes del mundo, tuvimos participaciones de España y de nuestro país como de Villa María, Córdoba y Buenos Aires. La idea era pos pandemia tocar en vivo con estas personas. Si bien no era la idea original, con Agustín y Mariano ya nos estamos juntando y generando canciones propias de esta banda. Son dos temas con la grabación de Tomy Montanaro, un gran profesional.
¿Cómo significa el nombre C.A.S.A.?
La verdad que quisimos buscarle la vuelta al significado (risas), obviamente surgió porque eran producciones desde la casa de cada uno de los músicos. Cada letra de la palabra CASA tenía un significado pero sinceramente a esta altura ni los recuerdo. Incluso en el comienzo era CASA y luego le agregamos Proyecto.
En el ámbito local durante la pandemia salieron a la luz muchas producciones musicales, audiovisuales, de alta calidad, quizá algo no habitual por su magnitud en épocas de otra normalidad. Da la sensación de una libertad sin ataduras, sin miedos, teniendo al hoy como una oportunidad impostergable. Tenemos al virus, qué más nos puede pasar (risas)…
Por ese lado coincido, creo que la pandemia también nos dio un poco más de tiempo a cada uno para pensar, estar en casa y ponerse a escribir, a componer, pienso que hubo una explosión grande de artistas, y de gente que no se creía artista, no solo en la música sino también en otras ramas del arte. Es algo positivo que podemos rescatar de este presente. Antes estaba la idea de subirte al escenario para mostrarte y hoy al escenario lo tenés en el bolsillo (señala el celular).
¿Qué sensaciones tuviste en el retorno al contacto cara a cara con el público?
El primer toque (enero 2021) fue increíble porque era muy esperado. Veníamos antes de la pandemia tocando seguido y de golpe se nos cortó. Había una necesidad de volver y conectarse con la gente en vivo (presencial), y con todo lo que eso implica. Extrañaba renegar, probar sonido, cargar los instrumentos, así que fue hermoso volver a tocar, y en esta oportunidad con Proyecto C.A.S.A., algo nuevo, un plus extra.
¿Cuáles son los futuros proyectos?
Además de Avistaje y Proyecto C.A.S.A. estoy con un amigo en algo nuevo, una productora audiovisual que se llama BUO. Ya realizamos nuestra primera producción. Apuntamos no sólo a la música sino también al teatro, danza, en definitiva a todos aquellos que requieran de este servicio. Estrenaremos unos ciclos en vivo en El Pasillo con una producción audiovisual que se llevará el artista que participe en cada jornada.
Desde El Árbol seguiremos de cerca los pasos de este inquieto ser que no para de generar espacios por donde la música pueda colarse y ocuparlo todo. Ustedes sigan junto a nosotros el camino de Gabriel y de todos los artistas que junto a él van enriqueciendo la cultura de la ciudad.